Thursday, June 16, 2011

1a leccion: historia del vino

EL VINO.
Es el licor alcohólico que se obtiene del zumo de la uva exprimida y fermentado. Algunos autores sitúan los orígenes de la vid en Asia Central, mientras otros aseguran que su origen es europeo, donde ya existía en la era terciaria y cuaternaria. Lo que se sabe con certeza, es que el vino era conocido de todos los pueblos antiguos, desde la India, pasando por Egipto y llegando hasta la Galia y España.

La revelación del proceso de elaboración se atribuye a Osiris entre los egipcios y a Dioniso entre los griegos, por su parte, los hebreos afirman que fue Noé, el primero en cultivar la vid; y desde siempre, el vino ha ocupado en todos los pueblos un lugar prominente en sus ritos y costumbres, así como un indudable valor político “presente a la hora de deliberar acerca de los negocios de mayor importancia” (Herodoto). Los vinos de Cos, Lesbos, Tesalia, Frigia, Quío, Tracia y Chipre, el prámnico de Grecia, el másico, el faleno, el cécubo, el mamertino de Roma, gozaron de gran predicamento en la antigüedad. A estos vinos, después de cocidos, se les añadía esencias aromáticas de frutas o flores y para conservarlos mejor se mezclaban con brea o miel. Los chinos fueron buenos conocedores del arte de fermentar el mosto de la uva y los primeros en reglamentarlo. Los egipcios etiquetaban sus envases vínicos y los firmaban los bodegueros.

Los romanos heredaron la afición al vino de los griegos, pero fueron los galos los que aportaron la innovación básica con las barricas, que utilizaban para la cerveza; Cesar, en su campaña por las Galias, importó el invento, sustituyendo con ellas las ánforas para el transporte del vino.
En España el vino es conocido desde que, en el año 2.200 a.c., los Tartesos llegaron a la península ibérica. Con ellos se estableció una civilización que no sólo conocía el vino, sino que comerciaba con él por todo el mundo conocido, desde Escandinavia hasta Oriente Medio. Con la dominación romana, el comercio floreció y nuestros vinos fueron motivo de estudio por los intelectuales romanos. Eran vinos muy bastos, se clarificaban con ceniza, arcilla, polvo de mármol, resina, pez, etc., luego se envasaban en ánforas de barro tapadas con corcho o yeso, y se dejaban envejecer hasta diez años, a veces junto a las chimeneas para que tuvieran cierto sabor ahumado, que gustaba mucho. Los visigodos, grandes consumidores de vino, aumentaron la producción. Con la llegada de los árabes, nuestros viñedos fueron en principio devastados o abandonados por la prohibición a sus fieles de beber vino, aunque la arraigada costumbre vinícola de los españoles unida al consumo de uvas y pasas de los árabes hizo que el consumo de vino persistiese. Con el avance de la Reconquista los monjes comenzaron la repoblación de cepas, porque el rito cristiano exige la producción de vino. También el Camino de Santiago fue una vía de comunicación e intercambio de todo tipo de ideas, conocimientos, lenguas y culturas, y por él entraron nuevas variedades de uva, como la Albariño, al parecer de origen alemán y traída por monjes cistercienses.

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